Una gran responsabilidad de los padres, es la de lograr que los hijos durante la niñez y la adolescencia, interioricen hábitos que favorezcan su proceso de socialización y su capacidad de vivir y crecer felices y exitosamente dentro de cualquier grupo.
Los hábitos son actos complejos que al ser repetidos con frecuencia tienden a ser ejecutados precisa y automáticamente, es decir, se convierten en acciones automáticas que se realizan sin intervención de la voluntad y de la conciencia.
Así por ejemplo, los adultos ponemos el despertador, planeamos la agenda, leemos los diarios, etc., sin racionalizar estos actos. De igual manera el niño adquiere hábitos como: cepillarse los dientes, acostarse a determinada hora, recoger los juguetes, ordenar su cuarto, vestirse solo, tener buenos modales en la mesa, etc.
En edad temprana en la etapa de aprendizaje, es conveniente explicar al niño la importancia y la conveniencia de hacer estas o aquellas cosas, teniendo en cuenta algunas consideraciones, que piense en lo que hace, que todos sus actos tengan una significación con el tiempo y luego de sucesivas repeticiones, una vez interiorizado y procesado el aprendizaje de la conducta, lo hará inconscientemente.
Aprendizaje por imitación
Algunos hábitos que aprende el niño los aprende por imitación, de ahí el gran compromiso de los padres, maestros y adultos que rodean al niño. Los buenos modales constituyen un claro ejemplo, así el buen comportamiento en la mesa, dar las gracias, saludar, despedirse, presentar disculpas, entre muchos otros comportamientos, los irá aprendiendo en la medida en que vea que los adultos que lo rodean lo hacen espontáneamente. En cualquier circunstancia el mejor maestro para enseñar buenos modales, es el ejemplo.
Existe un infinito catálogo de hábitos: el hábito de levantarse a determinada hora, el hábito de leer el periódico en la mañana, el hábito de la lectura, el hábito del trabajo, el hábito de organizar la agenda con anterioridad, el hábito de contar hasta diez antes de protestar por algo, etc.
Pero los hábitos que centran nuestra atención, los cuales son preocupación de padres y maestros son LOS HÁBITOS DE ESTUDIO, pues con frecuencia vemos en nuestros hijos y alumnos la carencia de estos que dificulta su proceso de aprendizaje y su éxito académico. Lamentablemente, por falta de orientación, seguimiento y asesoría permanente, nuestros hijos adquieren con facilidad malos hábitos de estudio: por ejemplo: postergar el estudio o preparación de las evaluaciones o trabajos y dejarlos para la noche anterior; no copiar las tareas, no tomar apuntes, no organizar su sitio de estudio, no determinar tiempos específicos, etc.
Teniendo en cuenta que aprender a estudiar con eficacia es importante, por cuanto es cierto que la preparación del trabajo implica crear una atmósfera donde todo silencio, espacio, orden, comodidad, contribuye de alguna manera a la creación intelectual, los padres deben enseñarle a los hijos a “Estudiar Bien” con método, con organización, con técnica, generando hábitos; razón por la cual es indispensable considerar la influencia del ambiente externo y de los factores que inciden favorable o desfavorablemente en la calidad del estudio yen la formación de buenos hábitos que garanticen el aprendizaje.
Factores determinantes en los hábitos de estudio
Veamos una situación propia de un estudiante que bien podría ser la de nuestro hijo:
“Juan es un alumno de séptimo grado que está preparando su próxima evaluación de sociales. Lleva toda la semana estudiando. El lunes estudió en su habitación por la tarde, el martes estudió en el comedor, de 7 a 8 de la mañana. El miércoles no pudo estudiar, por que se sentía molesto y preocupado. El jueves decidió estudiar cómodamente en un sillón de la sala de 8 a 10 de la noche, mientras sus hermanos jugaban con los juegos electrónicos a su lado. El viernes Juan estudió de nuevo en su habitación en horas de la tarde, aprovechando que a las 6:00 transmitían su programa favorito de televisión. A pesar del tiempo dedicado a preparar la evaluación, Juan no tuvo ese éxito esperado. Una queja permanente de Juan es que le cuesta concentrarse”.
Considerando la situación expuesta anteriormente, reflexionemos sobre los siguientes aspectos:
- ¿A qué se debe la dificultad de concentración de Juan? ¿El sitio de estudio de Juan es el más adecuado?
- ¿Qué diferencias o semejanzas presenta el ambiente y el sitio de estudio de Juan con el que le ofrezco a mis hijos?
- ¿Juan demuestra tener buenos o malos hábitos de estudio? ¿Por qué?
- ¿Qué debería cambiar Juan, para alcanzar el éxito esperado?
Una vez adquiridos buenos hábitos, la aplicación de la técnica de estudio adecuada facilitará los procesos de aprendizaje, de comprensión, de análisis, de construcción de significados y la aplicación del conocimiento.
Organización del lugar de estudio
El sitio determinado para estudiar debe ser un lugar tranquilo, que proporcione un ambiente adecuado, que facilite la concentración. Evitando las principales variables que afectan la eficiencia del estudio como son: los distractores visuales, los distractores auditivos y la desorganización.
Se recomienda utilizar siempre el mismo lugar, esto permite tener organizados los textos y materiales de estudio, clasificarlos elementos que necesita según la prioridad y utilidad para aprender. La silla y el escritorio deben ser cómodos. La iluminación y la ventilación deben ser adecuadas. El sitio debe ser confortable, pero no al punto que incite más al descanso que al estudio. El lugar debe estar siempre ordenado, los libros solamente de estudio y de consulta, carpetas y cuadernos organizados, cesta para la basura.
- Una vez determinado y adaptado el lugar de estudio es necesario preparar todas las cosas que se requieren en cada una de las tareas a desarrollar, este alistamiento previo evita la pérdida de tiempo.
- Cuando no existe una planificación sistemática de los materiales necesarios para el momento de estudiar, se pierde tiempo valioso y se pierde concentración buscando textos e implementos de estudio.
La maleta también debe estar ordenada sólo con los implementos de estudio.
Como ya se había mencionado, el ejemplo es un buen maestro, si los niños a su alrededor ven orden en su hogar, con sus juguetes, con su ropa, con su cuarto, se hace más fácil que adquieran hábitos de orden en el estudio.
El éxito del estudio dependerá en gran medida del cuidado que se tenga en los detalles que lo rodean, los cuales aunque no proporcionan mayor calidad, sí evitan gastos de energía y pérdida de tiempo.
Ambiente de estudio
Los padres quieren que sus hijos estudien, que sean los mejores, pero... ¿realmente el ambiente familiar favorece la disposición para el estudio? Existe en algunos casos un problema de coherencia entre lo que se desea y exige al hijo estudiante y el ambiente que se le ofrece.
Un ambiente de estudio se forma cuando en el hogar:
- El lugar está decorado y rodeado de elementos que sugieran estudio, cultura, información.
- Todos leen buenos libros, buenos periódicos, buenas, buenas revistas
- Se habla de temas interesantes y de actualidad.
- Se genera un ambiente favorable, cuando hay libre expresión y cada uno de los miembros de la familia puede hablar de sus actividades culturales, académicas, artísticas.
- Se planean y se comparten actividades culturales como: conferencias, conciertos, exposiciones de arte, cines, etc.
Organización del tiempo
El tiempo es uno de los grandes valores de la vida, es el recurso para construir la vida, para realizar los ideales, para alcanzar nuestras metas y para demostrar que somos significativos.
Las investigaciones han demostrado que administrar eficientemente el tiempo es un factor importante para el éxito académico. El tiempo resulta muy fácil de malgastar y muy difícil de controlar. Por eso, es necesario enseñarles a los hijos la importancia de la administración responsable del tiempo. Una hora bien administrada es altamente productiva.
El tiempo como valor, no se debe malgastar en asuntos sin importancia, no se debe derrochar; cuando en una actividad que requiere una hora la realizamos en cinco; no se debe ignorar cuando no nos damos cuenta que el tiempo existe y pasa; cuando decimos “a qué hora se me fue la mañana”; no se debe matar cuando buscamos acciones y ocupaciones para “pasar el tiempo”; no se puede ir en contra del tiempo, cuando pretendemos hacer en media hora lo que requería de cinco horas, cuando se pretende en cinco minutos preparar un examen, cuando se deja todo para última hora.
Generalmente los estudiantes no saben organizar ni administrar el tiempo que disponen después del horario del colegio y por eso ocurren situaciones negativas como: olvidan sus compromisos académicos; se les acumula mucho trabajo para el mismo día; hacen las tareas a prisa generándoles afanes, angustias, tensiones y cansancio.
Por todo lo anterior, es indispensable dentro de los hábitos de estudio establecer los siguientes parámetros en el manejo del tiempo:
- Planificar el tiempo de estudio. Establecer horarios. Así como se establecen horarios para levantarse, para acostarse, para las comidas, también se deben establecer horarios para estudiar.
- Un horario de estudio bien planeado permite atender todos los intereses y necesidades en una secuencia, proporción y equilibrio adecuados.
- Establecer prioridades. Empezar por las asignaturas de mayor grado de dificultad, evitar dedicar mucho tiempo a las asignaturas más fáciles o de mayor agrado.
- Jerarquizar las tareas o actividades. Aunque todas las tareas y/o actividades escolares son importantes, no todas son urgentes. La experiencia propia le indicará a qué materias debe dedicarle menos tiempo y a cuáles del dedicarle más, de acuerdo con los requerimientos específicos y según el grado de dificultad que presentan.
- Dedicar diariamente el mismo tiempo y la misma hora al estudio.
- Planear y determinar los tiempos para el descanso.
- Estudiar todos los días un poco y no mucho tiempo de estudio en pocos días.
- Estudiar habitualmente una o dos horas, según las necesidades.
- Programar períodos de estudio de 30 ó 45 minutos seguidos.
- Si se adquiere una rutina para estudiar a determinada hora todos los días y se evita hacer cualquier otra cosa durante ese mismo tiempo, estará en las mejores condiciones de no interrumpir el estudio por una deficiente administración del tiempo.
- ¿Calcula el tiempo para cada actividad?
- ¿Ha obtenido malos resultados porque olvida con frecuencia sus tareas y/o trabajos?
- ¿Se le acumulan tareas y lecciones para el fin de semana?
- ¿Se le pierden con frecuencia textos, cuadernos y útiles de estudio?
- ¿Mantiene debidamente organizado su sitio de estudio?
- ¿Varía el lugar para estudiar permanentemente?
- ¿Cuando se dedica a estudiar, tiene frecuentes y variadas interrupciones?
- ¿Al finalizar el día cumplió la totalidad de las tareas programadas?
- ¿Cumple con el horario fijo establecido para estudiar diariamente?
- ¿Con frecuencia se encuentra acosado por tareas, evaluaciones y trabajos, que debe realizar a las carreras?
El crear hábitos de estudio es esencial para el éxito académico y por ello requiere de mucha práctica, autodisciplina; proporciona resultados placenteros al obtener mejores calificaciones y al adquirir óptimos hábitos de trabajo para el futuro. Los hábitos de estudio que desarrollen sus hijos ahora, influirán sin duda en el éxito futuro de la vida universitaria o profesional.
Realizado por: "Programa para la formación de padres" INSPIRACIÓN
Publicado en www.lafamilia.info
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